El oso «Polar»

El oso «Polar»

Lo que la naturaleza no pudo hacer, finalmente, lo hizo el hombre. Es sabido por todos, pero, al mismo tiempo, ignorado por la mayoría, que el hombre es el único ser vivo sobre la Tierra con capacidad de autodestrucción. Llegué a la conclusión de que nuestra especie (la humana) va directo a la extinción, luego de enterarme de la noticia de un oso polar abatido por cazadores islandeses. La muerte de este oso polar es una clara señal del futuro que nos espera.

Producto del calentamiento global, los polos se están derritiendo y muchas especies animales están perdiendo su habitat, como es el caso del oso polar. Hace unos días leí la historia de un extraordinario oso polar que prácticamente navegó sobre un pedazo de hielo desde Groenlandia hasta Islandia. El animal, luchando por sobrevivir recorrió cientos de kilómetros para finalmente ser muerto a tiros por unos cazadores, que curiosamente contaban con la autorización del Ministerio del Medio Ambiente de dicho país, dizque para prevenir posibles ataques a los humanos. Un acto de máxima crueldad oficializado.

En lugar de convertir la hazaña del oso polar en un símbolo de nuestra lucha por mantener lo que queda de nuestro medio ambiente; con su muerte por parte de los islandeses, he perdido la última esperanza que tenía sobre el futuro de nuestro planeta y lo que estamos dejando a nuestros hijos.

Creo que, como especie, el hombre no ha evolucionado, solo se ha tecnificado. Y la tecnología no ayuda a cambiar la naturaleza humana. Ese espíritu violento y destructivo al parecer nos va a acompañar hasta el final de nuestros días en esta Tierra, que va rumbo a convertirse en el segundo Marte del Sistema Solar: “donde alguna vez hubo vida”.

Veamos algunos ejemplos de lo que muchos denominan sociedades del primer mundo. Los canadienses agarran a palazos a focas bebés para comercializar sus pieles; los japoneses organizan matanzas de ballenas usando como pretexto a la “ciencia”. A ello habría que agregarle la cruel muerte que le dan a los delfines a cuchillazo limpio; los norteamericanos tienen sus temporadas de caza, en las que salen a matar por el solo placer de matar a otros seres vivos (a veces esas crueles actividades las trasladan a los colegios); los españoles bajo el pretexto de la “tradición” someten a un toro a una muerte lenta y cruel.

Me olvidaba, también dicen que es un arte. Las ricas sociedades orientales generan un millonario comercio de marfil, que sigue generando la masacre de elefantes y rinocerontes; los tigres y gorilas son diezmados para comerciar determinadas partes (cabeza, dientes, garras, etc.) en un mercado denominado “exótico”.

La defensa del medio ambiente ha perdido su real dimensión. El hombre no está utilizando la tecnología para vivir en armonía con su entorno natural y animal; todo lo contrario, usa la tecnología para destruir lo que está a su alrededor.

El oso polar va directo a la extinción, el cambio climático al parecer ya lo condenó a muerte, y el hombre está dispuesto a adelantar ese fatal desenlace.

Sólo podremos recordar al oso polar en esos simpáticos y tiernos comerciales navideños que nos transmite cada diciembre el gigante mundial de las bebidas gaseosas. Claro está que el oso polar es un personaje usado para vender un producto, y que jamás habrá preocupación por su conservación. Total, los que se salen en esa publicidad son producto de la animación digital, que con el correr de los años presentará al oso polar como un personaje de ciencia ficción.

Adrián Simons Pino

Junio 2008

Foto de Hans-Jurgen Mager en Unsplash

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